Los 42 km por asfalto madrileño han sido muy duros. La propia topografía, y el primer día de primavera calurosa complicaron mucho más este reto.
Reto que como ya dije salió de un 23 de Junio, primer día de San Juanes, Plaza del Rollo, después de la Vaca de la Rana y antes del encierro de los capeones. Ahí, arranqué el compromiso de Beni, puesto que Frasco y yo, necesitábamos menos.
10 meses después, después de arrepentirme muchas veces, ya estaba listo para el reto. El sábado no fué muy favorable para eventos deportivos, ya que la graduación de mi sobrino hacía que eso de alimentos de fibras y demás pasase a mejor vida, aunque la verdad es que el deporte nunca ha condicionado mi dieta. Ni lo hará.
Llegamos demasiado tarde a Madrid, pero Mario se portó medio bien, con lo que prácticamente dormí las 6 horas donde pongo el límite del descanso.
Desayuno solo en el hotel: "no hay que cambiar la alimentación", así que a falta de galletas y fruta, donuts y melocotón en almibar. No me cuesta tiempo llegar a la estación de metro, con la buena suerte de que en el mismo vagón me encuentro a Frasco. Ya sólo queda llegar y esperar. Muchos corredores en ese tren, alguno comenta "lo difícil empieza en el 27, ten en cuenta que estás a nivel del Manzanares". Estas alertas siempre las tengo en cuenta.
Rejuntados con Luqman y Beni, vamos a la meta a dejar nuestras cosas que nos harán falta a la llegada. Mucha gente, masificación que nos impide andar. Nos volvemos a reencontrar tras ponernos al día en todas nuestras fisiologías. Nos vamos a la salida: tantos kilómetros entre meta y salida que distan tan pocos metros en realidad. Pronto nos damos cuenta que vamos tarde, con lo que primero aceleramos el paso, dejamos el postureo y las fotos, y al final acabamos corriendo. Nos separamos de Frasco, que va a otro cajón.
Beni y yo, cuando por fin avanza la marabunta humana, logramos entrar en el lugar de salida. Imposible correr, difícil andar... avanzamos poco a poco.
9h15´cuando pasamos por la línea de salida. Unos metros antes ya podíamos trotar, con cuidado de no pisar, con cuidado de no molestar, con cuidado de no tropezar... Carmena, la alcaldesa, se ríe.
La anchura de la Castellana permite que podamos trotar más cómodos, aunque seguimos metidos dentro de una nube de camisetas de colores llamativos, aunque domina el rojo y el negro.
Es complicado... Demasiada gente, unos de la media maratón otros de la maratón.
Beni y yo seguimos avanzando. La desconfianza de la carrera me hace estar con él, seguro de que él es más conservador que yo. Prudencia en estos primeros metros. Él a lo suyo, hablando con unos y otros. Yo soy más frío. Cuando llegamos a la altura del Bernabeu (km 4), que le señalo, se dispara. Saca el móvil, "el mejor club del mundo"... Su corazón madridista sale en su mayor reto hasta hoy.
Vamos tranquilos. Me dedico a leer las camisetas de los participantes, sus orígenes, sus eslogans, sus dedicatorias... "Esos corianos"... "Somos de Plasencia", "Hoy nos han puesto falta en Coria" "Es falta justificada"... Me gusta estas breves conversaciones, que se acaban perdiendo entre la gente.
Inmensa avenida que miro con curiosidad, entre grandes edificios, algunos monumentales. Hace años me dí cuenta de que Madrid es bonita. Alterna fachadas monumentales con grandes edificios... pasamos por las Torres Kio. A esa altura ya he realizado varias comprobaciones de mis piezas, especialmente de aquellas que presiento que pueden dar problemas... El abductor se inició con ligera molestia, ya normal. Pero la articulación del dedo gordo del pie izquierdo me sigue doliendo, creo que fue consecuencia del incremento de los entrenamientos. Al pisar me molesta, incluso los días sucesivos. Tendrá su descanso dentro de unas horas. También puede ser porque las plantillas ya piden cambio. Por otro lado, la vejiga parece que pide vaciarse. De momento hay que esperar.
Entre esos pensamientos y la multitud de corredores a los que miro con curiosidad, entre comentarios en diferentes idiomas seguimos avanzando. Beni empieza a quedarse para atrás, luego recupera para ponerse a mi altura, pero creo que vamos a irnos separando próximamente...
Llegamos a un avituallamiento donde cojo agua e isotónica; me quedo con que cualquiera que me vea pensará que lo quiero todo para mí, pero la idea es compartir la isotónica con Beni y seguir con la botella de agua en la mano hasta el proximo avituallamiento: me he acostumbrado a correr con botella en mano. Para compartirlo debo casi pararme a un lado para que Beni me alcance, incluso creo que molesto a alguno de ellos. Nuestra carrera empieza a separarse.
Sigo corriendo a duras penas: muchísima gente con la que tienes que tener cuidado de no pisar, pero a veces cuando pretendes adelantar, tienes que ir sorteando y sorteando obstáculos. No estoy disfrutando de esta prueba tan masificada, es una lástima.
Ya estoy solo, sin Beni, pero rodeado de esas camisetas de eslóganes, algunos ya conocidos. Me llama la atención uno: "Egoismo Positivo"... y es que creo que el running a veces es eso, con estos retos, con la adicción que puede suponer este deporte, a veces actúas de forma egoísta. Te centras en tu reto, olvidando los que te rodean. Pero es que la exigencia es alta, hay que ser continuo, hay que dedicarle tiempo.
Pero son muchas camisetas de colores llamativos las que me envuelven, muchas dedicatorias, muchos acentos diferentes, muchas banderas de países que animan, muchos aficionados los que muestran carteles motivadores "corre con el corazón".
Para el kilómetro 13 y pico, los de la media maratón se separan de nosotros, y ahí se produce un primer momento emocionante: nos despiden con aplausos... yo lo agradezco, pero estoy contento porque Madrid se descongestiona, esta vez de corredores.
En tantos kilómetros vas alternando las miradas de curiosidad con pensamientos, yo repaso el día a día, e incluso voy pensando en esta crónica; pero empiezo a planificar dónde voy a tomar los geles y el magnesio que llevo en el cinturón. 15-25-35 serán puntos de geles; 20-30-38 los de Magnesio.
"Venga Coriano"... oigo a alguien que sale entre el público, un chico joven con 2 chicas, que incluso viene a chocarme la mano. Nunca sabes realmente donde y quien puede darte ese subidón. Miro la camiseta buscando cómo puede haberme identificado, pero no encuentro la referencia con la que me pueda haber reconocido.
Estamos en el centro de Madrid, calles que he disfrutado en otros momentos mucho menos duros, con diferentes personas. Y cuando llegamos a Sol reconozco que mis sensaciones y emociones se incrementan... mucha gente, pasamos entre un espacio más reducido consecuencia de que la gente se arrima para animar. Aplauso y gritos, creo que los pelos se me ponen de punta, quizás también me emociono algo.
A partir de ahí, el recorrido es favorable y entretenido, en esas calles que me traen recuerdos ya olvidados (compra de mi primer CD de Maná, escaqueo de manifestaciones). Adelanto a unos de Badajoz, a los que animo. Por la camiseta me identifican de Coria, "Ese coriano bueno, un toro de esos tenían que soltar ahora"... sonrio, pero sigo solo, siempre en el mismo entorno de corredores, con los mismos slogans, con los que parece que he acoplado mi ritmo.
Ahora ya se corre mejor. Por delante del Palacio Real, se alternan turistas y expectadores, en un entorno muy agradable. Ahora sí estoy disfrutando de la carrera.
Nos acercamos hacia el kilómetro 20 en un terreno relativamente favorable. Vamos pasando por un avituallamiento, cuando decido coger la botella, me doy cuenta que me la dan sin tapón, la rechazo pues me gusta llevármela y para eso requiero que vaya tapada. Sin darme cuenta de que era la última oportunidad en ese avituallamiento, con lo que ahora tocan 5 kilómetros sin agua... Recuerdo las recomendaciones a la salida: "Corredores populares, cojan agua en todos los avituallamientos, el SAMUR indica que va a hacer mucho calor"...
Mi temor aumenta, no creo que sea muy relevante pues hasta ese momento he bebido muy bien, pero no sé si tendrá posteriores secuelas. Tras alguna larga calle, en la que hemos alcanzado ya la Media Maratón, vamos empezamos con una bajada pronunciada en un parque. Me veo con fuerza de más, pero es preferible reservar. Por fin en el 25 vuelvo a coger una botella de agua, que acompañará el gel programado.
En el entorno de la casa de campo (km 26) te unes al paso de corredores... No hay excesiva gente animando, algunos que corren fuera del circuito. Supongo que algo de envidia sana les dará. Otros corredores aprovechan el entorno para orinar. Yo valoro: puedo seguir, no han ido a más mis necesidades... aguantar hasta no poder más. "Paso, silla"... Un grupo de corredores empuzan una silla de ruedas con un chaval: grandes retos, grandes motivos. No recuerdo el nombre del chico que figuraba en el globo y en las camisetas. Van muy divertidos. Yo sigo con el temor, "Madrid es duro", "Es de las más duras de Europa", y además empiezo a notar el calor.
Salimos de la Casa de Campo, y tras unos corredores alemanes que se están haciendo fotos entorpeciendo, alcanzamos un trazado muy favorable. seguimos y en la siguiente calle suena ACDC, con una chicas que están animando, saltando y bailando... no puedo evitar hacerles un gesto de agradecimiento, y me rodean animándome. Realmente hay muchos momentos en los que pillas energía para esa mochila que empieza a bajar su carga.
Cuando cruzo el puente del Manzanares, en ese avituallamiento vuelvo a beber, además de coger un plátano... se corre mal, hay restos de cáscaras y el pie te resbala un poco.
A pocos metros, un corredor mayor tropieza y se cae... los compañeros le levantan.. .considero que está atendido, con lo que no paro. Distracción o cansancio?
"Lo difícil empieza a partir del 27"... pero ya en el 33 y pico, llegamos a una cuesta con bastante pendiente, entre los ánimos de la gente. No es momento de parar, así que miro fíjamente el final y sigo. Creo que lo hago dignamente. "Egoísmo positivo", vuelve a mi vista. Y es que, no sé si a los demás, pero a mí me pasan muchas cosas por la cabeza, que tienen que ver con la carrera y que nada tienen que ver con la carrera.
A partir de ahí, la carrera se endurece, con grandes avenidas que van subiendo... Ninguna molestía, y ya ni tengo ganas de orinar. Botella en mano continuo, mientras a veces me pasa la cara de Mario con su "onde vas papá?", en esos momentos en los que había que salir para cumplir el plan de entrenamientos. Es un motivo, desde luego... y en esos balances que voy haciendo, me mentalizo de que no voy a parar en el 34 como hice en Sevilla. Creo que lo puedo pasar, me encuentro, aunque cansado, relativamente bien, con lo que sigo.
Hasta el 30, los kilómetros han sido muy constantes, unos 10 km/h, con lo que no encuentro ningún motivo para rendirme unos kilómetros más adelante.
Dicen los corredores que en el kilómetro 35 aparece "el tío del mazo", que te da con él, y es cuando empiezas a desplomarte y pasarlo mal. A esa altura, estoy convencido de que voy a pasar por el 35 mirando a los ojos del tío del mazo, y le voy a dejar atrás mirándome, sin darle oportunidad de hacerme flojear. Y lo consigo... he superado esa barrera sicológica tan comentada.
A esa altura, tengo claro que no voy a parar, mi reto ha cambiado, ahora es hacer la maratón sin pararme. Además, mirando el reloj veo que mis tiempos van a ser mejores que los de Sevilla, con lo que si me mantengo constante, podré superar todos los objetivos propuestos.
Y en esa ascensión, oigo "Venga coriano, venga Andrés"... miro, son las 2 chicas que iban con el que me chocó la mano, que también aparece, creo que viene de hacer una foto. No sé si sonreí o me pudo el esfuerzo, pero en cualquier caso son ánimos que tienen su efecto positivo.
Pero ahora la carrera es exigente, estamos subiendo, y las piernas empiezan a notarlo. En el kilómetro 38, empiezo a notar calambres. Hago por seguir, pero llega el momento en el que soy consciente de que si no paro a hacer al menos estiramientos, los musculos se van a agarrotar tanto que no podré seguir corriendo. Así que paro, estiro, me masajeo, bebo.
A esa altura el Samur está atendiendo a alguien. La muerte de 2 corredores en una maratón de Castellón, no lo quise ni comentar, pero me hizo pensar sobre estos esfuerzos.
Pero ahora el problema es muscular... después de correr algún kilómetro, he de volver a parar y estirar. Sé que a esa altura nada me va a impedir terminar, aunque sea andando o cojeando voy a entrar. Pero he de estirar. Continuamente pasan la asistencia a los corredores, que van en patines, y cuando alcanzo a uno que está atendiendo a un corredor, le pido que me dé también con el spray en las 2 piernas. No estoy muy seguro de si funcionará, pero es que ahora tengo que probar cualquier cosa para seguir dignamente. "Vamos Andrés"... hay gente desconocida que te anima cuando ven que no lo estás pasando bien.
Recuerdo que a poco más de 1 km a meta vuelvo a parar... un padre con su hijo en bicicleta se paran, me animan, y me dice que ya no me puedo parar...ni tengo pensado hacerlo.
Ya está todo hecho, así que a partir de ahí, me pueden las ganas, la emoción de verme finalista, y cuando entro en El Retiro, me arrimo al lado izquierdo, ya que la estación de metro está a ese lado, y es probable que Elena y Mario estén en ese lado. La gente grita y anima a todos los corredores, en algún momento manifiesto sensación de victoria, en algún momento me emociono.
Hay bastante gente, pero al estar cerca del público de la izquierda, oigo mi nombre... es Elena y Mario... freno, me giro, cojo a Mario... y quiero correr con él.. pero las piernas no pueden con un peso extra, no puedo correr con él en brazos, las piernas no están para esos agradables extras. Y qué importa unos minutos más para entrar con una mayor satisfacción? Qué importa unos minutos más para tener un recuerdo inolvidable? Voy andando con Mario en brazos, no me preocupa ni los corredores que me adelantan ni que mi tiempo esté próximo al que tuve en Sevilla. Me dice "Mickey", enseñándome su camiseta, le levanto los brazos de ganador.
A unos pocos metros de meta, me paro... dejo a Mario en el suelo, y me lo cargo a hombros, y ahora sí que las piernas ya pueden con el extra, y entre la gente que anima, entro en meta levantándole los brazos.
A diferencia de Sevilla, volveré a otra maratón.
A diferencia de Sevilla, volveré a otra maratón.